Acércate.
Susúrrame al oído las dos palabras más hermosas de este mundo. Dime que conseguirás que este corazón vuelva a latir después de tanto tiempo muerto. Dime que yo soy la provocadora de esas sonrisas preciosas que salen de tu boca. Dime que hoy el día es soleado por estar a mi lado, pese a estar lloviendo.
Abrázame.
No quiero que me prometas una vida eterna, ni amor para siempre. Simplemente prométeme que cada día a tú lado será único, inolvidable, perfecto... Prométeme que cada día pensaré en ti y sonreiré. Prométeme que tendré ganas de levantarme pronto solo porque eso significa que estaré antes a tu lado. Prométeme que me harás sentir cómo la reina que nunca seré.
Bésame.
Convierte los abrazos y los besos en una rutina diaria. Convierte todo el dolor acumulado en felicidad incontenible. Convierte cada idiotez en un momento precioso, que solo compartámos tú y yo. Convierteme en la chica que, hace tiempo, reía a cada momento. Convierteme, de nuevo, en una enamorada del amor.
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