Las mariposas inundan mi barriga, vuelan y vuelan sin detenerse.
Mis ojos brillan como nunca antes lo habían echo, pareciendo dos piedras preciosas.
Mi risa es contagiosa sea la circunstancia que sea.
Mi estúpida sonrisa no desaperece ni un momento.
Mi cerebro parece haberse esfumado, nada de lo que hago lo pienso ni tiene sentido.
Mi corazón parece el suelo de una carrera de caballos, no cesa ni un momento de latir veloz y fuerte.
Mis sueños son raros, siempre aparece la misma persona, da igual lo que esté soñando.
Mis labios tartamudean y tiemblan como gelatinas al hablar con él.
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